La estantería del polvo juegos de mesa

La estantería del polvo ¡Los juegos que compras y ni los desprecintas! (Parte II)

La estantería del polvo tiene segunda parte, alguien dijo que las segundas partes nunca fueron buenas, pero yo no estoy de acuerdo. Que hay que decir de Indiana Jones y el Templo Maldito, o de El Imperio Contraataca, o Las dos torres de El Señor de los Anillos…

Vale bueno, luego hay cosas como El Hobbit (en este caso la trilogía entera) o Matrix que mejor que no hubieran existido…

Pero oye, que yo vengo a hacer una segunda parte de La estantería del polvo, pero por ahondar en una de las cuestiones que planteé en mi primer artículo: el coleccionismo.

Y es que esta semana, a raíz de la Diada de Sant Jordi en Catalunya (o Día del Libro en otras comunidades) he recibido por parte de mi familia el ejemplar de la caja de inicio de Star Wars: Al filo del Imperio.

Por supuesto, este regalo no ha sido para nada obtenido bajo ningún tipo de presión por estar en una lista compartida, ni mensajes subliminales visitando Gigamesh o un “¡Oh! ¡Mira que oferta acabo de ver en esta página de juegos de internet!”, para nada. Todo muy orgánico.

La estantería del polvo juegos de mesa

¿Y a qué viene esto?

Pues bien, recibir este ejemplar me ha permitido completar, por primera vez en mi vida rolera, una línea completa de un juego.

Sí amigos, tengo todos los ejemplares que EDGE ha publicado de esta línea.

Como ya comenté, poder disponer de todo el material de una línea de un juego de rol, a mi me supone una satisfacción personal de haber cerrado un círculo y más cuando suelo estar muy centrado en una línea que, a priori, no tiene fin como es La Llamada de Cthulhu o que son más proliferas que las que solo aparece el manual básico y que el resto de material no llega.

Y es que he tenido la sensación de felicidad de como cuando era más pequeño conseguí terminar una colección de cromos sobre marcas comerciales o, no siendo tan pequeño, comprar todos los fascículos de una colección (en la que venían muchas minis de plastiquete, jejeje).

Por supuesto, esa caja ha ido directa a la estantería, con la esperanza de ser leída algún día de estos y poder jugar en el asilo friky al cual voy a pedir a mis hijos que me lleven.

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