Knarr juego de mesa

Knarr, reseña by Aida [Jugar y Leer]

¿Un juego vikingo sin hachas ni gritos? Sí, existe. Y además no tienes que gritar SKÅL ni hacer ver que bebes hidromiel.

Knarr es de esos juegos que te mira con cara de “tranqui, que soy rápido y elegante”, y cuando te das cuenta, ya estás diciendo “venga, la última… ”. Spoiler: no será la última.

Y si no te interesa un juego vikingo, tampoco pasa nada. Quédate, que igual te llevas una sorpresa… y otro juego más para esa lista infinita de “juegos que quiero, pero que no me caben en casa” jejejeje.

Knarr (o cómo ser vikinga sin despeinarse ni asustar a nadie)

Knarr juego de mesa

¿De qué trata?

En Knarr lideras un clan vikingo que, en lugar de dedicarse a invadir aldeas y hacer el bruto, ha decidido tomarse la vida con más calma: viajar, comerciar, ampliar la familia de tripulantes y recolectar puntos como quien hace fotos en vacaciones.

¿La idea? Tener una tripulación top, embarcarla en expediciones bien rentables, y conseguir que tu clan sea el más próspero del fiordo. Todo sin despeinarte, sin tirar dados, y sin liarla con reglamentos eternos. Vamos, una experiencia muy vikinga versión feng shui. 😛

¿Cómo se juega?

No necesitas una libreta de apuntes. Las reglas se explican en 5 minutos (incluso menos si eres de los que gesticulan mucho).

En tu turno puedes hacer dos cosas:

  1. Bajar una carta de tripulante y activar habilidades si coincide en color. Aquí empiezas a montar tu motorcito. Después coger nuevas cartas del mercado (que siempre hay alguien que se lleva justo la que querías, por supuesto).
  2. Hacer una expedición si tienes los colores o símbolos necesarios. “Nos vamos de viaje, coged los bocadillos.”
Knarr juego de mesa

¿Y para qué sirven los cascos y brazaletes de tu tablero?

Estos pequeños accesorios que puedes ganar y gastar son tus aliados en el camino hacia la gloria vikinga. Los cascos sirven para adquirir una carta del mercado a tu elección y, además, puedes utilizarlos para hacer expediciones. ¡Son como un pase VIP para explorar nuevos horizontes! Y los brazaletes te permiten volver a salir de expedición y recoger más tesoros en las tierras que ya has explorado. Básicamente, son tus compis de aventuras que nunca se cansan de ir de excursión.

Con todo, si montas bien tu motor, llega la magia: haces una acción, se encadena otra, y otra… y tú mientras tanto con cara de “madre mía lo que acabo de hacer sin querer”.

El juego termina cuando alguien llega a 40 puntos. Y ahí suenan las alarmas: “¡Corre, que se acaba!”. Una ronda más y se cuentan los puntos… ¡A ver quién es la jefa vikinga!

Mecánicas principales

  1. Construcción de motor:
    Vas bajando cartas de tripulación que se encadenan con otras del mismo color, activando efectos y potenciando tus turnos futuros.
  2. Gestión de cartas y decisiones tácticas:
    Puedes jugar cartas desde tu mano o explorar, y hay un equilibrio entre mejorar tu tripulación o lanzarte a expediciones.
  3. Selección de acciones optimizada:
    En tu turno solo haces una acción principal, pero al encadenar efectos, puedes hacer mucho más de lo que parece al inicio.
  4. Set Collection:
    Las expediciones requieren ciertos símbolos o colores de tripulación, así que planificar tu baraja es clave.
  5. Carrera por los puntos:
    El final del juego se activa cuando un jugador llega a 40 puntos. Hay tensión por avanzar antes que los demás, sin perder eficiencia.
Mathom juego de mesa

Curva de aprendizaje y profundidad

Es de esos juegos que puedes explicar con una servilleta y un poco de entusiasmo. Ideal para una tarde de domingo, para una sesión rápida en clase o para enseñar a alguien que solo ha jugado a UNO y necesita ver la luz.

Pero ojo, que no se te duerma la neurona: cuanto más lo juegas, más fino tienes que hilar.
Ese “lo tengo dominado” se te va al traste cuando otro jugador encadena acciones y tú te quedas mirando como quien ve un truco de magia.

Knarr juego de mesa

Escalabilidad

Funciona bien con cualquier número de personas jugonas.

A 2: más controlado, puedes planear más a largo plazo.

A 3-4: ¡Aquí se pone emocionante! El mercado se llena de más acción, y probablemente te roben esa carta que estabas esperando, lo que activa ese mini drama interior que todos conocemos: «¿Por qué me hacéis esto si yo solo quería un azulito?» Sí, todos hemos estado ahí. 

Además, es ideal para enseñar a nuevas personas. Las partidas son rápidas, el entreturno no da lugar a aburrimiento y, lo mejor de todo, no tienes que temer equivocarte demasiado. ¡Que se acabe el miedo y que empiece la diversión!

Y si aún así, rápido te quedas con ganas de más, no te preocupes. Knarr tiene unas cartas de artefactos que le dan ese plus de emoción extra que puede que te haga seguir jugando sin parar. ¡Nunca falta algo que descubrir!

Estética y componentes

El juego entra por los ojos. !Es preciosssssisimo! Las cartas son tan bonitas que podrías colgarlas como láminas en el comedor. Todo tiene un toque nórdico moderno que dice: “soy vikingo, pero con buen gusto”.

Componentes: Cartas resistentes (de esas que no dan miedo barajar) con tableros funcionales y fáciles de utilizar. 

Además, la iconografía es una delicia. Nada de consultar el manual cada dos por tres. Aquí lo ves y lo pillas. Así da gusto.

Knarr juego de mesa

Mi opinión

Si estás buscando un juego de esos que sacas en casa y toda la familia se engancha, sin que tú acabes mirando el reloj a los diez minutos deseando que alguien diga “¿jugamos a otra cosa?”, entonces Knarr puede ser justo lo que necesitas. Y no lo digo por decir. Yo misma he tenido momentos de “¡venga, otra partida!” sin necesidad de que nadie me insista. Es de esos juegos que, aunque no parezca muy profundo al principio, va cogiendo carrerilla y te tiene enganchada construyendo tu motorcito vikingil como si fueras la jefa del fiordo.

Una de las cosas que más me ha gustado es lo rápido que fluye la partida. Nada de esperas eternas, ni entreturnos de esos que te dan tiempo de preparar la cena. Aquí se juega ágil, con decisiones constantes, pero sin llegar al punto de que te explote la cabeza. Además, cada turno se siente útil, porque vas viendo cómo tu tripulación crece, cómo se activan habilidades y cómo de pronto puedes encadenar una expedición tras otra. Esa sensación de progreso, de “ahora sí que estoy montando algo potente”, es súper satisfactoria.

Y ojo, que también tiene detalles bonitos más allá de la mecánica. El hecho de que utilice el código ColorADD para que las personas daltónicas puedan identificar los colores es una maravilla. Un gesto pequeño que hace el juego más accesible y demuestra que se pueden hacer las cosas bien para todas las personas jugonas.

Eso sí, no todo es miel sobre escudos. Knarr no es un juego con mucha interacción directa. No vas a sabotear al resto ni a meterte en sus planes malvadamente (que a veces apetece, ¿eh?). Aquí cada quien va a lo suyo, optimizando y cruzando los dedos para que no te quiten justo la carta que tenías fichada desde hace dos turnos. Y sobre el tema vikingo… bueno, está ahí, tiene barcos, tiene escudos y brazaletes, pero no esperes una inmersión temática tipo serie nórdica. Es más un decorado bonito que un elemento narrativo.

También me hubiera gustado que el tablero de puntuación viniera con doble fondo. No es que sea un drama, pero el marcador de reputación se mueve más de la cuenta y me ha hecho perder el hilo en algún momento. Aunque si tienes una impresora 3D, ¡problema resuelto! (Y si no, una bolita de plastilina siempre es un plan B válido).

En resumen: Knarr es un juego rápido, visualmente precioso y con un sistema de juego que engancha desde la primera ronda. Un básico en cualquier ludoteca.

Ideal para compartir con personas que se están iniciando en el mundillo, pero también con suficiente chicha para que lo disfrutes, aunque ya lleves muchas partidas en la mochila. ¿Qué no vas a sentirte como Ragnar Lothbrok? Bueno, puede ser.

Pero vas a sentir que tu estrategia funciona, que tu equipo está bien montado y que quieres repetir. Y con eso, ya tienes medio fiordo conquistado.

Valoración Subjetiva

Excelente
Knarr juego de mesa
KNARR
CONCLUSIÓN FINAL
En resumen: Knarr es un juego rápido, visualmente precioso y con un sistema de juego que engancha desde la primera ronda. Un básico en cualquier ludoteca.Ideal para compartir con personas que se están iniciando en el mundillo, pero también con suficiente chicha para que lo disfrutes, aunque ya lleves muchas partidas en la mochila. ¿Qué no vas a sentirte como Ragnar Lothbrok? Bueno, puede ser.Pero vas a sentir que tu estrategia funciona, que tu equipo está bien montado y que quieres repetir. Y con eso, ya tienes medio fiordo conquistado.
MECÁNICAS
75
REJUGABILIDAD
90
ESTÉTICA Y COMPONENTES
95
DIVERSIÓN
85
Nota de lectores0 Votos
0
PROS
ColorADD: Perfecto para personas con daltonismo, ¡un detalle que marca la diferencia!
Efecto dominó: Esa sensación de que todo encaja y las piezas caen en su sitio.
Arte: Una estética tan bonita que abrir la caja ya es un placer.
Partidas rápidas: Disfrutables y sin complicaciones, pero satisfactorias.
Sensación de progreso: Cada turno te hace sentir que avanzas y mejoras.
CONTRAS
Interacción: A veces, todos están tan enfocados en su propia jugada que te olvidas de los demás.
Tema vikingo: Está ahí, pero no esperes batallas épicas ni cuernos gigantes.
Tablero de puntuación: Se movería mejor con un doble fondo, pero siempre puedes ponerte creativo con una impresora 3D.
86
COMPRALO EN

Si quieres leer más reseñas, no dejes de visitar nuestra sección

Déjanos tu opinión, ¡La valoramos mucho!