Nunca es tarde para reseñar un pepino de juego. Cthulhu: Death May Die o cómo sobrevivir a tu muerte.
Sí, es un juego de 2019, pero llevo más de un año queriendo hacer la reseña y hablar un poco de él. Porque no solo de novedades vive el jug@n. Así que aquí viene juegazo.

Ficha Técnica
Cthulhu: Death May Die
- 1- 5 jugadores
- 90-120 minutos de partida
- Editorial: Asmodee
- Autores: Rob Daviau, Eric M. Lang
- Ilustración: Nicolas Fructus, Karl Kopinski, Thierry Masson, Adrian Smith, Richard Wright
¿Cómo se juega?
Cthulhu: Death May Die es un cooperativo para 1 a 5 jugadores que nos mete de lleno en el universo lovecraftiano, pero con un giro: aquí no se trata de evitar al Primigenio, sino de matarlo y enfrentarte cara a cara. ¡¡DESTRUCCIÓN!!.
Cada partida se comienza eligiendo un Episodio y un Primigenio. Es una decisión difícil porque a qué hijo quieres más? Esto crea la base de la aventura: el episodio marca el escenario, reglas especiales y objetivos iniciales; el Primigenio añade sus propios secuaces, cartas de Mitos y una fase final épica. El tablero se monta de forma modular con losetas que representan edificios, pasillos, salas y exteriores.
En cada turno, cada jugador tiene tres acciones a elegir entre:
- Moverse por las losetas (hasta 3 espacios).
- Atacar con armas o habilidades, usando tiradas de dados.
- Intercambiar objetos con otro jugador en la misma casilla.
- Descansar para recuperar salud o estrés.
- Usar habilidades o elementos del escenario.
Tras actuar, se roba una carta de Mitos que normalmente añade enemigos, activa efectos chungos o acelera la llegada del Primigenio. Después, se resuelven ataques de monstruos y se avanza en el track de invocación.
La mecánica de estrés es clave: puedes gastar puntos de estrés para repetir tiradas de dados, pero al llegar al límite sufrirás daños mentales o físicos (añadelos a los tuyos personales y ya estás en la mierda). La locura no es solo un castigo: avanzar en el track de cordura desbloquea habilidades más potentes, pero llegar al final significa que tu investigador queda eliminado. ¿Me vuelvo loca pero más fuerte? ¿O me espero?
El objetivo es interrumpir el ritual antes de que el Primigenio llegue a su fase final o, si ya está presente, pues matarlo, destruirlo lo que sea antes de que todos los jugadores mueran.

Rejugabilidad
Uno de los grandes atractivos del juego es su modularidad. El juego base tiene Primigenios, cada uno con sus cartas, enemigos y mecánicas únicas. Las combinaciones posibles entre episodio y Primigenio ofrecen un buen número de partidas distintas.
Las expansiones, como Temporada 2 o Fear of the Unknown, añaden más episodios, Primigenios y monstruos, multiplicando la variedad. Cada investigador también tiene su propio set de habilidades, lo que hace que probar distintos personajes cambie la forma de jugar una misión.
Eso sí, el núcleo de la mecánica es directo y similar de partida a partida: si buscas una evolución de reglas más marcada entre escenarios, aquí encontrarás menos “sorpresa” que en otros del mismo tipo. Pero en cuanto a rejugabilidad por combinaciones y situaciones emergentes, va sobrado.

Escalabilidad
Funciona muy bien de 1 a 5 jugadores. En solitario puedes llevar uno o varios investigadores, no es la forma que más me mola pero oye para la ansiedad…El juego ajusta automáticamente la dificultad en función del número de personajes en mesa.
A 2 jugadores permite más control táctico, pero también más presión, ya que hay menos acciones globales por ronda para contener la amenaza. A 4 o 5 el caos aumenta y la comunicación se vuelve clave, aunque también hay más riesgo de que aparezca el temido “efecto líder” si alguien intenta dirigir las acciones de todos.
En general, el tiempo de partida crece con más jugadores, pero sin volverse insoportable: 90 minutos es una cifra que más o menos se puede dar en partidas para 3-4 jugadores. Eso sí jugadores que conozcan el juego.

Componentes
En el apartado de producción, Cthulhu: Death May Die es uno de esos juegos que entran por los ojos. La caja base viene repleta de minis y los primigenios que te vuelan la almendra.
El arte es oscuro, con colores saturados y un toque pulp que encaja perfectamente con el tono del juego. Las miniaturas son robustas y llenas de detalles que invitan a pintarlas. Vale si cuando tenga tiempo lo haré xD.
El inserto de la caja es funcional para guardar las miniaturas y cartas sin que se muevan, aunque si entras en el mundo de las expansiones, la gestión del espacio se complica bastante. En todo caso, la producción está muy por encima de la media y se nota que CMON buscó el que fuera brutalmente molón como parte de la experiencia.

Conclusiones
Cthulhu: Death May Die es un ameritrash en estado puro, pero con un reglamento sorprendentemente sencillo que hace que la acción empiece desde el minuto uno. Es ideal para grupos que disfruten de la tensión constante, los dados, las miniaturas y la narrativa lovecraftiana. Es decir: si sois de culo duro y os gusta la optimización fría, este no es vuestro juego.
La mecánica de locura es uno de sus grandes aciertos, obligándote a jugar con el riesgo como herramienta estratégica. Las partidas se sienten épicas, el set-up es rápido para el volumen de componentes que maneja y, aunque las misiones comparten una estructura común, las combinaciones y el caos del azar hacen que el juego sea rejugable una y otra vez.No es un juego para quienes busquéis un euro controlado o un rompecabezas. Es una experiencia de mesa, de gritos, de risas y, sobre todo, de lloros.
La primera vez que lo jugué fue en la QuinaCon, con los mejores compañeros de viaje que se pueden tener: Benja, Lits y Marina. Curiosamente, cada uno tiene gustos muy definidos en juegos de mesa, pero cuando nos pones algo tan bizarro como esto, los cuatro lo damos todo.
Recuerdo flipar durante la partida y acabar con mi personaje abrasado entre llamas, pero salvando al grupo de la forma más épica posible. Con algún jugador con alguna fobia chunga que hacía que todo se descontrolara, la experiencia fue brutal. Si buscáis un juego bonito y, encima, con una temática que te vuela la cabeza, este cumple de sobra.
Como digo, no es para todos los públicos, pero si sois de jugar para pasarlo bien y vivir una experiencia, este es vuestro juego. No lo penséis como algo súper cerrado y perfectamente equilibrado, porque la victoria no depende solo de ti, sino de cómo se haya desarrollado la partida y del azar. Y, para mí, eso lo hace todavía más épico.
Valoración Subjetiva
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