Tengo que decir que estoy muy ofendido con este juego, no se si porque estoy espeso o por qué, pero no se me ocurre ningún chiste malo para empezar hablando del Kingsburg, así que, para regocijo de mucha gente, no diré ninguna tontería, al menos al principio.
Pues de eso se trata, de hablar del Kingsburg, juego que nos trae Maldito en esta última edición en castellano, y es un juego que va de 2 a 5 jugadores y que te puedes ventilar en 1 hora y media, puede que algo más, pero por ahí andan los estándares de duración.
Ficha Técnica
- Editorial: Maldito Games
- Diseñador: Andrea Chiarvesio y Luca Lennaco
- Ilustración: Mario Barbati, Davide Corsi, Roberto Pitturru
- De 2 a 5 jugadores
- A partir de 10 años
- De 90 a 120 minutos
¿De qué va?
En Kingsburg seremos nobles, o señores de una casa, que se propone ayudar al Rey a mantener el Reino a salvo, pero a la vez haciendo que su señorío sea el más chachi de todos, y tenga muchas ventajas para terminar con las diabólicas hordas que acechan al Reino y que atacaran cada uno de los años que dura la partida.
Como ya mencionábamos, las partidas de Kingsburg van a durar 5 años, pero no te asustes, que cada año del juego es como se denomina a las rondas, y en cada una de las rondas vamos a pasar por todas las estaciones del año, empezando por la primavera.
La mecánica principal del juego es de colocación de dados, porque este es un juego de colocación de trabajadores, pero estos van a ser nuestros propios dados que tiraremos al principio de cada estación. Cosa que tiene sus pros y sus contras, dependiendo de cómo toleres esto, porque hay que tirar los dados y, aunque haya cosas para compensar esto, no deja de ser una tirada de dados lo que va a marcar el devenir de tu turno. Ya te digo de antemano que no es que sea determinante del todo sacar todo 6.
Aparte de esta colocación de trabajadores, también tenemos nuestra parte de recolectar recursos y mejorar nuestro feudo, para poder tener mejores opciones en las cosas que pasan, para, al final, pegarnos con bichos y ayudar al Rey.
Porque el Rey tiene un papel importante en Kingsburg, en cada ronda tomara alguna decisión en favor de los jugadores en algunos momentos. Por ejemplo, le dejara un dado blanco al jugador que tenga menos construcciones, para que tenga más opciones, más tarde le dará un enviado, que le puede ayudar a hacer alguna acción ya ocupada o construir 2 edificios ese turno, y, por último, también nos enviara ayuda en la guerra contra los monstruos, pero de esto ya hablaremos después. Pero no solo va a ayudar a los más débiles, sino que también va a recompensar al que mejor vaya gestionando su feudo. Vamos, que está presente en nuestras vidas, como buen Rey medieval te carga con el trabajo duro, pero también vigila como lo haces.
En las estaciones de primavera, verano y otoño, vamos a intentar influenciar a los consejeros del Rey de Kingsburg, y es lo que decíamos de colocar trabajadores. Es decir, todos vamos a tirar nuestros dados, según el valor de los mismos se ordena el turno para ver en qué orden se hacen las cosas, y luego se va influenciando de uno en uno. Esto de influenciar no es otra cosa que coger alguno de nuestros dados, digo alguno porque puedes coger varios, y colocarlos en el consejero que tenga ese valor, el cual nos honrará con su ayuda y nos dará cosas (recursos, puntos, ver que está pasando… En esta parte vamos a tener que ir gestionando bien que es lo que nos interesa, y que es lo que les interesa y tienen los demás, porque si te dejas un dado con un 1, y otra persona te pisa el consejero del 1, ese dado ya no lo podrás usar en este turno. Sobra decir que en cada espacio solo puede ir una persona, salvo que alguien use el enviado del Rey.
A veces te puede parecer que es mejor usar varios dados de valor bajo para influenciar a varios consejeros, pero el hecho de coger tus 3 dados e influenciar a uno de los de arriba, puede ser muy beneficioso, que no te asuste colocar solo en un espacio mientras los demás colocan en varios, esto tenlo muy en cuenta.
Lo que hay que mencionar es que no colocas tus dados y ejecutas, sino que se colocan y luego se ejecutan en orden, empezando por el más bajo. Así que puedes ir a algún consejero para el que no tengas lo que te pide, si lo vas a conseguir con otro consejero anterior. Están muy bien las risas que te echas cuando ves a alguien que no ha tenido eso en cuenta y ha pifiado el turno, a pesar de que no te mire con cara muy agradecida por tus risas.
Y así hacemos durante estas 3 estaciones de Kingsburg, para poder construir al final de cada estación. Esta parte de la partida es tan o más importante que la anterior, porque no solo vas a poder construir 1 edificio en cada turno, sino que estos te darán habilidades muy ricas, puntos de victoria, y determinara que es lo que hará el Rey cuando venga de visita. Así que no pierdas esto de vista.
Hay varias filas para construir en el juego y, como suele ser lo habitual, tienes que ir de izquierda a derecha, pero no es necesario que construyas de todo. Cada una de las filas se centra en un tipo de habilidades, así que hay que fijarse bien en lo que te interesa conseguir, e ir avanzando en esa fila, porque, además, te dará más puntos de victoria por ello. Y así tendrás filas que no tienen habilidades muy útiles, en apariencia, pero los puntos de victoria son más golosos.
Recuerda que tener al enviado del Rey te permite hacer una construcción doble en algún momento mientras este contigo.
Y así llegamos al invierno, en nuestras casas de Kingsburg, arropados al lado de la chimenea, disfrutando del calor del hogar. ¡Nada más lejos de la realidad! En esta estación no vamos a poder influenciar, porque los consejeros se cogen vacaciones por estas fechas, pero es el momento que eligen las malas influencias para atacar al Reino. Así que cada ronda vamos a tener que enfrentarnos a algún despiadado bicho que quiere acabar con todo.
Aquí tenemos tanto algo de mayorías, como de tentar a la suerte, como de cumplir con lo que se nos pide. Esto es, iremos recopilando fuerza militar, ya sea por nuestros edificios o por alguna cosa que hayamos conseguido, y entonces es cuando viene el Rey. El Rey envía a gente a que nos ayude, ¿a cuanta? Pues depende de lo que salga en un dado que se tira en este momento.
Y ahora es cuando se desvela contra que nos vamos a enfrentar, y se le da la vuelta a la carta del malo maloso. Sabemos de antemano el rango de fuerza que pueden tener los bichos de cada año, pero no sabemos exactamente cuanta. Podemos ir a asegurar que vamos a ganar, podemos confiar en la ayuda del Rey o podemos ir a ver qué pasa. La cuestión es que atacan a cada Feudo por separado, es decir, la fuerza de los enemigos se compara con la fuerza militar de cada jugador, si se gana se lleva un beneficio, si se pierde nos destruyen un edificio, eso sí, son selectivos y nos van a destruir el más avanzado que tengamos (eso te pasa por hacer edificios tan fastuosos). Así que sopésate cómo va la cosa, si no gastas en ejército y puedes compensar la destrucción, pues adelante, pero si puedes sacar beneficio aquí, sin gastar demasiado empeño en ello, pues mejor que mejor. Porque el que más haya ayudado se lleva un regalo del Rey (este es bueno ¿eh?).
Es cierto que te puede dar la sensación, en alguna que otra partida, que no hay excesiva tensión en esto, y que la recompensa por ser el que más tiene no compensa el esfuerzo y mola más construir, pero como te despistes, los bichos te hacen un roto y te han hundido la partida.
Así de simple, así de claro, al final de la ronda 5 el que más puntos haya conseguido será el que más mole en Kingsburg, porque nadie va a poder molar más que el Rey. Si que hay que mencionar que no hay puntos extra, es decir, los puntos con los que llegues al final serán los que tengas para ganar. Dependiendo de cómo haya sido la partida, y dependiendo de algún jugador, esto puede quedar en un final frio, pero eso lo dejo a criterio de la gente. Es eso de ¿ya está? Pues sí, hijo mío, que esperabas.
El juego tiene su tema ahí metido, no es que Kingsburg destace por ser un juego temático, es un euro al más puro estilo, pero todo el arte es en plan medieval, y las acciones tienen su sentido medieval. No te esperes estar metiéndote en el papel de un señor feudal manejando tus tropas y a tu gente, pero si colocando dados en un señor que no se viste, precisamente, como tu vas vestido ahora mismo (bueno, igual hay algún caso especial y si coincide).
Escalabilidad
Antes de entrar en otras opciones que nos trae esta caja de Kingsburg que trae Maldito, hay que mencionar que el juego mola mucho, sobre todo, a 4 jugadores. No es que desmerezca con otros números, escala bien, pero a mí me gusta que haya algo de presión en estos juegos, así que a 4 jugadores vamos a tener 12 dados moviéndose por la mesa, y algo más de pelea por colocarse en el tablero. Con 5 igual hay demasiados dados, pero se disfruta igual. Y, como siempre, si hay menos gente jugando, pues habrá menos dados y más opciones para colocarse, con lo que la forma de jugar cambia de alguna manera.
Mientras que la interacción del juego es totalmente indirecta, ya que solo te peleas por ocupar ciertos sitios en el tablero y ser el que más fuerza militar tenga, la rejugabilidad funciona muy bien. Igual no vas a jugar 2 partidas seguidas, pero es un juego muy disfrutón que siempre cumple, como se trata de tirar dados y colocarlos, y hay varios monstruos por año, la cosa no será igual siempre.
Rejugabilidad
Pero para mejorar todo esto, esta caja de Kingsburg nos trae varios módulos para que podamos meter alguno, todos o ninguno, así que no te quiero ver quejándote por las opciones que te ofrezca.
Así tenemos el módulo de los soldados, que me gusta especialmente, y se trata de que el Rey no viene a ayudarnos en el combate, sino que contamos con una reserva de soldados, que se traduce en un set de fichas con valores, y que podremos ir usando en la batalla final, las fichas que no uses se sumaran en puntos al final de la partida, así que te puede solucionar el no centrarte en el combate o en dar una sorpresa a final del todo con esas fichas que nadie se acuerda que tenías.
Pero no solo eso, sino que en esta caja de Kingsburg nos encontramos con más módulos, no solo el de los soldados, para que no te canses del juego. Y así tenemos que los consejeros pueden ir cambiando (llámalo jubilación anticipada) y cada turno uno de los consejeros cambiará su habilidad por una ficha que estará disponible, el cambio se hace al azar, que así mola más.
También tienes la opción de tener más edificios para construir, porque tenemos las hojas básicas, así que, como un set completo de hojas de jugador con más filas de edificios, para que te duela más la cabeza pensando que es lo que quieres y debes construir. Luego tienes personajes que le darán poderes a tu feudo a lo largo de la partida, incluso tienes la opción de jugar escenarios, o de meter eventos que van pasando en el Reino, porque la vida medieval no es lo mismo si no pasan cosas que no puedes prever.
Conclusión final
En Kingsburg nos ponemos a ser señores feudales que quieren hacer un feudo prospero, pero, a la vez, ayudar a su Rey a que el Reino florezca y no caiga en manos de los monstruos que acechan a nuestros dominios. Un juego de reglas sencillas que nos ofrece una colocación de dados, junto con gestión de recursos y la opción de tentar a la suerte en cada batalla final. Es uno de esos juegos que, aunque no te deslumbren cuando los juegues, siempre vas a disfrutar cuando te sientas en la mesa a jugarlo.
Valoración Subjetiva
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