Iwari revive las experiencias de un clásico de los juegos de mesa, China. En esta ocasión TCG Factory nos trae esta nueva edición renovada, que contiene algunos cambios y un nuevo aspecto, cuidado al detalle.
Iwari, por el control del reino
Las fotos utilizadas para esta reseña son obra de Doctor Meeple, web de referencia en el mundillo lúdico que os animamos a visitar.
Ficha
Iwari
- Editorial: TCG Factory
- Diseñador: Michael Schacht
- Ilustradores: Matthew Mizak
- 2-5 jugadores
- 45 minutos
¿De qué va?
Iwari es un juego de mayorías que utiliza un sistema de juego, realmente sencillo.
El juego se desarrolla a lo largo de dos eras, que se terminan cuando se agota un mazo de cartas común.
La idea principal del juego se asienta en la colocación de asentamientos en las diferentes zonas del tablero y en la colocación de tótems en estas mismas zonas (los tótems tendrán un lugar específico en cada una de las zonas y se podrán apilar).
En la primera era, los jugadores puntuarán en función de las mayorías obtenidas en los diferentes territorios.
En la segunda era volveremos a puntuar las mayorías en los diferentes territorios, pero además, también contaremos una mayoría en función de los tótems que coloquemos en las diferentes zonas y una tercera puntuación que se hará en función de los asentamientos que consigamos unir.
La mecánica de juego es muy sencilla y sigue siempre el mismo procedimiento. En su turno, el jugador activo podrá:
- Jugar cartas para colocar asentamientos o Totems.
- Descartar cartas para robar nuevas cartas.
Olvidaros de la primera de las opciones porque no la haréis nunca y si lo hacéis, MALO.
Después de ejecutar alguna de las acciones, robaremos cartas, hasta reponer nuestra mano de 3 cartas.
La acción de jugar cartas para colocar asentamientos es muy sencilla. Podremos jugar de 1 a 3 cartas para colocar de 1 a 2 construcciones (Tótems o asentamientos).
Para jugar un asentamiento en un territorio, deberemos jugar una carta de ese territorio o 2 cartas iguales que utilizaremos a modo de comodín.
Para poder colocar 2 construcciones en el mismo turno, el territorio en el que construyamos debe estar explorado (es decir, que cualquier jugador incluido tu, ya tenga una construcción ahí).
Para construir un tótem seguiremos las mismas reglas con las cartas, pero tendremos que tener en cuenta que en un territorio se pueden colocar tantos tótems como asentamientos haya ya construidos en ese territorio.
Esta es la idea de este Iwari, que como veis parte de una premisa muy sencilla.
Escalabilidad
Juego de mayorías con control de territorios y que incluye un buen número de territorios y de zonas de puntuación. Esto es sinónimo claro de rango alto de jugadores y diríamos que Iwari es un juego que requiere al menos 3 jugadores en partida.
Si buscamos la partida óptima sería 4 o 5 jugadores para que haya competencia, lucha por los totems y corte de caminos.
Estética y componentes
Vamos a tener el primer lunar en la impoluta carrera de TCG Factory y Thundergryph y es que todos los juegos salidos fruto de la alianza entre estas dos editoriales, siempre han tenido un resultado muy bonito y unos componentes muy bien cuidados.
Iwari no es una excepción y el resultado es más que meritorio. Un juego de calidades muy altas, con un inserto personalizado, unos tótems, muy cuidados y unas ilustraciones de gran calidad.
El lunar, hay dos colores prácticamente iguales, lo que hace realmente incómodo el juego cuando están presentes los dos colores.
Lo mejor y lo peor
Pros
- China vuelve a la vida con un aspecto gráfico y de componentes realmente espectacular.
- Una única mecánica, que nos deja una profundidad de juego muy elegante a la par que accesible.
Contras
- Hay dos colores muy parecidos, lo que hace realmente incómodo jugar con los dos en la misma partida.
- ¿Son necesarias estas reimplementaciones?
Contexto
Iwari es un juego de mecánicas tremendamente sencillas, que se explican en apenas 2 o 3 minutos. Si es cierto, que su profundidad estratégica es mayor que la facilidad que tiene para jugarlo, pero nada descabellado.
Esto lo sitúa en un contexto familiar/familiar plus que encaja muy bien por su corta duración, fácil comprensión y un despliegue visual de gran calidad.
Conclusión
Llegamos a las conclusiones de este Iwari, reimplementación de un clásico como China, que ahora vuelve con un aspecto renovado.
Iwari es el ejemplo de juego que podríamos describir como definiríamos muchos de los juegos de Reiner Knizia. Una mecánica muy sencilla que esconde detrás un juego de una profundidad más que interesante.
El concepto y la premisa es clara, ajusto mi mano de cartas en cada turno, para expandirme por el tablero, sin perder opciones, un turno perdido es una oportunidad perdida de sumar puntos al tablero.
El juego concurre en algunos detalles, que siendo muy sencillos le dan mayor interés. El hecho de que solo se pueden colocar dos piezas en una región, cuando ya haya entrado alguien anteriormente, le otorgan un punto de oportunidad, que nos obliga a mantener la tensión.
Por otro lado, que los Tótems solo se puedan colocar en igual número a los asentamientos que haya en una región y sabiendo que el número de tótems por región está limitado, marca en muchas ocasiones nuestros movimientos y sobretodo, el vigilar los movimientos de los rivales. Podemos estar algunos turnos posicionando nuestros tótems para que luego nos den rédito 0.
Esto hace a Iwari un juego de oportunidades, en el que aprovechar los momentos clave para sacar tajada puede ser definitivo en la partida. No olvidemos que su sistema de puntuación de mayorías, hace que el segundo jugador en una mayoría pueda lograr prácticamente los mismos puntos que el primero, habiendo hecho muy poco.
Si algo le podemos achacar a Iwari es su problema en la producción, difícil de entender teniendo en cuenta lo trabajado que está el juego y lo bonito que es, anda que no hay colores en el mundo para poner dos prácticamente iguales.
Además, su sistema de juego lo hace tan oportunista que en algunas ocasiones puedes llegar a notar que solo se juega en una zona del tablero y que el resto de las zonas están desiertas a la espera de algún intrépido que las explore.
En definitiva, Iwari recupera la esencia de un juego que se había quedado olvidado pero que ahora consigue volver con un aspecto visual renovado y una presencia en mesa, mucho más llamativa. Un juego que con su aspecto actual podrá llegar a un público mucho mayor, del que llegó en su momento.
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